Serenidad




Está con miedo, aparentaba ser tan racional. En su incipiente vejez observo cómo atiende aquellas cuestiones místicas que antes burlaba. Me pregunto para qué sirve la necesidad interna de perpetuidad. Cristianismo, judaísmo, budismo, hinduismo, islamismo, y demás ismos, estaban al servicio de sus dudas esenciales, ¿podía juntar esas ideas?, ¿elegiría alguna?, si así lo hiciera, ¿cómo quedaría ante los ojos de las otras? En mi cuarto llegó volando una flor de panadero, la tomé entre mis manos, soplé, noté que se deshacía en montones de partículas que flotaban en el espacio a merced de un destino incierto, elevé la mirada al cálido cielo hasta quedar ciego, intuí que la serenidad conquistaba mi corazón, en ese momento desbordaba de amor. Recordé la búsqueda espiritual de mi amigo antes de abandonar este mundo, entendí que él nunca pudo haber elegido nada, esas cosas habían quedado enterradas.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Trampantojo

Meta