Alrededor veo objetos que me son extraños, por dentro mis pensamientos son extraños, en el espejo, la figura que veo es extraña, nada me pertenece, todo tiene un extraño dueño, y extrañamente procede de mi.
Confundía oro por cobre, y todos los días esperaba ansioso que se cumpliese lo que su cabeza tramaba. La soledad, esa enemiga temible y aliada incondicional donde urdía sus conflictos. Buscó cómplices que alentaran su demanda, pero no midió los alcances de la estúpida perseverancia. Nunca supo discernir de qué estaba hecho lo otro, atrapado en su propio engaño, los demás empezaron a ver en él un loco.
Toda meta que me propuse la cumplí. Cada cosa que toqué con el pensamiento fue suficiente para iniciar un ciclo y experimentar. Si el éxito consiste en materializar lo que nos sucede por dentro de la cabeza, viviríamos en un mundo de fracasados. En mi maqueta las personas están en actitud distendida, se las puede ver relajadas en sus camas, tiradas en los parques haciendo absolutamente nada físico. La vida de ellos se desarrolla internamente, tienen metas imaginarias, están felices, no existe algo que se los impida.
Está con miedo, aparentaba ser tan racional. En su incipiente vejez observo cómo atiende aquellas cuestiones místicas que antes burlaba. Me pregunto para qué sirve la necesidad interna de perpetuidad. Cristianismo, judaísmo, budismo, hinduismo, islamismo, y demás ismos, estaban al servicio de sus dudas esenciales, ¿podía juntar esas ideas?, ¿elegiría alguna?, si así lo hiciera, ¿cómo quedaría ante los ojos de las otras? En mi cuarto llegó volando una flor de panadero, la tomé entre mis manos, soplé, noté que se deshacía en montones de partículas que flotaban en el espacio a merced de un destino incierto, elevé la mirada al cálido cielo hasta quedar ciego, intuí que la serenidad conquistaba mi corazón, en ese momento desbordaba de amor. Recordé la búsqueda espiritual de mi amigo antes de abandonar este mundo, entendí que él nunca pudo haber elegido nada, esas cosas habían quedado enterradas.
Comentarios
Publicar un comentario